Kurt Wagner (20 de octubre, Apolo, Rockdelux Music Weekend)

llegó desde el fondo de la sala cantando a gritos una canción que seguro que cantaban los campesinos en oklahoma. Parecía un espontáneo reivindicando el fin de la inflación de los precios del algodón, o algo así. Tan loco parecía que incluso el de seguridad hizo el ademán de detenerle hasta que le avisaron que aquel loco era el artista.

luego wagner se subió al escenario, se acomodó en una silla de madera, y fue cantando canciones de madera, con momentos de diálogo con el público que me recordaron al nighthawks at the dinner de tom waits. Después de una decena de canciones de raíz profunda, cuyas letras colgaba en un tendedero cada vez que terminaba una interpretación, acabó un concierto en el que sólo faltó un fuego para calentarnos del frío polar de la sala.