kings of convenience / riot on an empty street

Tres años después de Quiet is the new loud, Erlend Oye y Erik Glambeck Boe publicaron su continuación: Riot on an empty street.

Pop atemporal. Ni canciones tristes, ni lacrimógenas. Incluso algunos temas te hacen esbozar una sonrisa y mover los pies con ese ritmo pegadizo.
En Riot on an empty street los temas están perfectamente enlazados los unos con los otros, dispuestos tal manera que no producen sobresaltos. En la primera canción sólo hay guitarras y progresivamente los temas se van enriqueciendo.

Aviso para la escucha de este disco: aíslese de todo sonido externo para disfrutar en toda su dimensión la exactitud de los punteos de guitarra, las caricias del piano y los toques oportunos de los instrumentos de cuerda. Y, sobre todo, la calidez de dos voces que respiran al mismo tiempo. La cama o debajo de un árbol al atardecer, son dos lugares muy apropiados para escucharlo.

Por canciones:
Homesick: un gran tema sonre un gran tema: ña incertidumbre y confusión en la vida y el consuelo en la música (¿de los kings of convenience?). La primera frase es la imagen de muchos de nosotros escuchando el comienzo del disco: 'I'll lose some sales and my boss won't be happy, but I can't stop listening to the sound of two soft voices blended in perfection, from the reels of this record that I've found'.

Misread: canción sobre amistad y amor a ritmo de bossa y con entradas de piano y demás instrumentos amoldándose perfectamente.

Cayman Islands: Escena romántica. Las guitarras y las cuerdas endulzan la situación y son preciosos los trozos instrumentales que llenan el tema sobre ese lugar utópico que llaman Islas Caimán.

Stay out of truble: las guitarras y los instrumentos de cuerda reforzados con los de un bajo, crean una melodía divertida para un tema que cuenta algo así como un “quédate conmigo pero vete, que soy peligroso”.

Know-how: comenzando con una guitarra a ritmo de bossa, cuenta con la colaboración de la cantante canadiense Feist

Sorry or please: precioso el comienzo con piano, batería, bajo y cuerdas y curioso el final con la peculiar combinación de banjo y trompeta.

Love is no big truth: lleva un ritmo más rápido que el tema anterior preparándonos el talante para el siguiente, aún más agitado.

I’d rather dance: un salto para ponerte a bailar… 'I'd rather dance with you than talk with you, so why don't we just move into the other room. There's space for us to shake, and hey, I like this tune'.

Live long: es otro tema bossa sin mayores pretensiones que servir de transición para la joyita que viene después.

Surprise ice. hay algo de Simon & Garfunkel. La voz de las armonías de Erlend en el estribillo parece la de Art Garfunkel. Habla de amor, que llega sorprendiendo, como el hielo al agua…

Gold in the air of summer. Rasgando las acústicas, chico lleva a chica de escapada: Y cuando han llegado a la playa, el piano y un trombón nos hacen vislumbrar las olas y las gaviotas….

The build up: la voz de Feist lo anima un poco, pero languidece el final del disco.

lk> simon and garfunkel, iron and wine, feist, erlend oye..
+: www.kingsofconvenience.com

* Gold in the air of summer (Riot on an empty street, Kings of Convenience, 2004, Astralwerks)

sigur rós / agaetis byrjun

Hace cuatro años estuvieron en el razzmatazz. Era la gira de presentación de Agaetis Byrjun y fue de esos conciertos que no se olvidan. Sigur Rós helaron el recinto, de melancolía y tristeza.

Porque Agaetis Byrjun es un disco que sólo podía surgir de una banda de un lugar como Islandia, isla olvidada en un margen del planeta, isla de contrastes naturales espectaculares, de fuefo y hielo, de tierra volcánica, de paisajes de luna, de anocheceres puntuales, de frío que hiela la sangre.

Sólo así se entienden esas canciones suma de música orquestada y atmosférica, aires de post-rock que remiten a labradford o tortoise, ecos de radiohead (en los falsetes del cantante) y de silencios rotos a lo corker convoy.
Esa mezcla imposible de guitarras acariciadas con un arco de violín, teclados, acordeón, bajo, batería y especialmente el estilo vocal, casi andrógino, de su cantante, Jonsi que además canta en una mezcla de islandés y hopelandish (un "lenguaje" inventado por él mismo).

Sus canciones se convierten en extensos paisajes sonoros que varían y se deslizan, con imponentes crescendos que atrapan al oyente y le arrastran con ellos. Paisajes que disfrutamos en las proyecciones que suelen adornar sus conciertos. El disco se escucha con atención desde la primera a la última nota. Y, sera porque son islandeses, pero por la iluminación juro que vi la aurora boreal en algún momento de aquel concierto.

Se vislumbra un pasado de formación musical clásica. Calidad enorme. Soberbia absoluta. Pronto vuelven.

lk> the dirty three, múm, godspeed you black emperor..
+: www.sigur-ros.co.uk

* Staralfur (Agaetis Byrjun, Sigur Rós, 2001, Pias America)

Tom Waits / Closing time

Hace un par de horas que llueve. En la calle apenas una bombilla. Es tarde. No ha sido tu mejor día de hecho hace tiempo que pasaron los mejores días. Llevas más de diez minutos apoyado a la ventana, mirando como llueve haciendo rechinar el hielo de tu vaso de whisky.

Sensibilidad melódica extrema, bases de jazz y travesías folk, blues y country. Tranquilo y agruidulce, ese fue el primer lp de Tom Waits, artista mayúsculo de Pomona (California). Su voz suena menos rasgada que 20 años después, y las caricias del piano le dan un halo bello y evocador a cada pieza.

El disco contiene canciones abrumadoras de extrema pulcritud, como Ol’55, Rosie, o la más bluesera Ice cream man. Joyas de incalculable valor compositivo son Lonely o la instrumental Closing time, y la joya de la corona: Martha, relato nostálgico sobre la relación entre dos antiguos y maduros amantes que dejaron de serlo). Se trata de temas que nos sitúan al borde del desamparo afectivo. Canciones de vértigo por lo agrio y dulce de la derrota de lo lírico. Mención aparte merece Little trip to heaven (on the wings of your love), en cuyas frágiles notas un servidor se ha dejado mimar cuando más solo se ha sentido. Subjetividades al margen, se trata de una de las piezas más simples del disco, pero una vez más se demuestra que la simplicidad no es inversa a las emociones más complejas, a los sentimientos más raros que se entretejen en nuestro interior y nos llevan a mundos ideales e idealizados, mundos que anhelamos y que tocamos con la punta de los dedos a la sola escucha de cuatro notas.

Pero no es un disco triste. Porque es un disco de blues de pana y la trsiteza es tan bella que deja de serlo.
Es el disco de los cuadros de Edward Hopper, de las fotos de Robert Frank, de las botellas vacías un domingo por la noche. Es el disco de los artistas malditos y los que quieren serlo, el disco de los amores perdidos, el disco favorito de Wynona Ryder, el de las tardes de invierno.
Y el disco que se escucha de la 1 a la 12 sin interrupción y cobrando un nuevo sentido tanto o más interesante que si se escuchan los temas por separado.

Dicen que para medir la belleza de una obra de arte hay que medir en cuánto nos puede cambiar. Este es un disco inmensamente bello.

* Little Trip To Heaven (On The Wings Of Your Love) (Closing time, Tom Waits, 1973, Elektra / Wea)

Sufjan Stevens / seven swans

Bello y evocador. Tradicional y rompedor. Conservador y arriesgado. Silencioso y ruidoso. Cantautor norteamericano con ecos de la tradición musical anglosajona.

Empezó su carrera con la Danielson Famile, una banda folk norteamericana, con cuya ayuda decidió embarcarse en toda una aventura: dedicar un disco a cada uno de los estados de Norteamérica. Por ahora sólo lleva uno: Michigan (Greetings from the Great Lake State).

Pero en plena “ruta 66” se ha tomado una pausa para grabar, con la ayuda de los miembros de la Famile, este Seven Swans. Música que trasciende el folk instrumental y recoge un universo lleno de misticismos y fantasías personales, que posiblemente se desprenden de su faceta de escritor de ficción, y que nos transporta a parajes mágicos y encantadores (dragones, brujas, infiernos…), quizás a modo de metáfora liberadora.

Los primeros compases del disco ya dan las pistas por la que transcurre el resto. Un banjo suave da paso a su cálida voz, los coros de las hermanas Smith y el piano, que en un crescendo conforman ese “All The Trees Of The Field Will Clap Their Hands”.

Nada sería lo mismo en este álbum sin la colaboración de las hermanas Smith, de la Danielson Famile, cuyas voces se entrelazan con las de Stevens para llenar el sonido con melódicos y tristes bucles sonoros, en ocasiones esperanzadores (“A Good Man is Hard to Find”) y en otras más apocalíticos (“Abraham”).
“To Be Alone With You” es de una desnudez que estremece, y “Size Too Small” es una pieza de orfebería folk en miniatura. “Sister” es la más eléctrica del disco.

Minimalismo instrumental y cuidadas armonías vocales. Ecos de Elliott Smith y Red House Painters (¿incluso Neil Young o Jeff Buckley?). Canciones para degustar sin prisas. Seven Swans es ese tipo de discos que a cada escucha se hacen mejores y que al final devuelven con creces el tiempo invertido en su escucha. Un disco que exige y merece este tiempo y una dedicación plena (en la cama a todo volumen, más que en el autobús camino a la oficina). Y siempre, siempre, con una delicadeza y sensibilidad fuera medida. Un regalo para los oídos.

* To Be Alone With You (Seven Swans, Sufjan Stevens, 2004, Sinnamon Records)

nirvana / nevermind

Septiembre de 1991: aparece en el mercado el disco más influyente de la pasada década: Nevermind. Calidad y comercialidad iban esta vez unidas. Una aparición de las que señalan un nuevo ciclo.
Sólo el desarrollo de la música electrónica puede equipararse a esta aparición en cuanto a repercusión en la historia de la música de finales de siglo XX.

Nirvana fueron los abanderados del llamado estilo grunge o rock alternativo. Pero, ¿alternativo a qué? Porque si de alguna manera se dieron a conocer fue con la difusión masiva por MTV de Smells like teen spirit. Y, Kurt Cobain: ¿icona alternativa de los noventa o ídolo mainstream? Además, de su misma ciudad, Seattle, salieron otras bandas que fueron englobadas en el mismo movimiento, como Pearl Jam, Alice in Chains o Soundgarden, aunque suenen muy diferentes entre sí.

Pero, ¿qué es el sonido Nirvana?
Son composiciones con giros fuertes y pronunciados y que incluyen frecuentes variaciones en el ritmo y la intensidad. Además, podemos encontrarnos con acordes plenamente pop, y con otros que los siguen tras unos segundos convirtiendo inesperadamente el estilo en punk.
Nevermind contiene clásicos imprescindibles como polly, come as you are (donde Kurt Cobain mentía cuando decía repetidamente "no, I don't have a gun”), breed o smells like teen spirit.

Nirvana presenta en el mercado un disco imprescindible, este, y cinco buenos discos: Bleach (1989) Incesticide (1992), In utero (1993), Unplugged in New York (1994) y From the muddy banks of the Wishkah (1996).

Nirvana eran Cobain, Dave Grohl y Kris Novoselic. ¿Se puede hablar de una superbanda de rock -como en su momento fueron los Cream y otras pero en versión noventas-? Entonces no lo sabíamos, pero ahora somos conscientes de que probablemente sí, ya que aparte de Cobain, los componentes de aquellos nirvana han demostrado su excelente valía en otros grupos. En la actualidad Dave Grohl lidera los Foo Fighters, formada con antiguos componentes de Sunny Day Real Estate, demostrando que es un músico total y que es capaz de tocar varios instrumentos a la vez y componer sus temas. Por su parte, el grupo actual de Krist Novoselic es Sweet 75.

La naturaleza agració a Kurt Cobain con un gran talento, pero lo condenó a una existencia atormentada y a una personalidad difícil. Sentía un vacío existencial que no se llenaba con una vida de lujos y fama. El 5 de abril de 1994 se quitó la vida con una escopeta de caza en su casa de Seattle. Tenía 27 años, mujer e hija. Fallecía Kurt Cobain persona; nacía Kurt Cobain mito.

* Come as you are (nevermind, nirvana, 1991, Geffen Records)

the jayhawks / Rainy day music

14 temas perfectos, plagados de buenos estribillos y guitarras añejas. Álbum y colección de canciones que pintan paisajes bucólicos y agridulces que ya no se van nunca.

Después de "Smile" (2000 más contemporáneo y rockero, ahora al trío formado por Louris, Tim O'Reagan y Marc Perlman nos devuelve a ese limbo temporal de finales de los sesenta al que nos remitía Hollywood Town Hall (1992).

En Rainy Day Music cada canción está arreglada a su medida. Así, la instrumentación varía de tema en tema. De la guitarra Byrds y el banjo de Stumbling Through the Dark, a la desnudez de All the Right Reasons y la más eléctrica Tailspin. La continuidad la ofrece el hilo de voz de Louris y las harmonías de Perlman y O'Reagan.
Además, también regalan a su propio repertorio algunos pequeños clásicos (Save It for a Rainy Day, Angelyne, Madman).
The Jayhawks se mueven en un peligroso equilibrio entre la comercialidad y la calidad, de la que sale ganando la segunda en beneficio de sus incondicionales.

Pero lo cierto es que Gary Louris va sobrado en todo el disco. La magia de este álbum radica en que parece haber una ausencia completa de esfuerzo para escribir e interpretar las canciones. Parece un disco hecho de la manera más natural posible, sin artificios ni efectismos, sin caer en el aborrecimiento.

Pero precisamente por esa levedad parece un disco menos sentido, lo cual no es cierto. Pero sí es verdad que cualquier consideración grave pierde sentido cuando escuchas sus temas en la carretera, tomando una cerveza al anochecer, mirando postales, no hablando. Porque son temas que uno siente que encajan consigo y ya no le sueltan nunca.

En ellos hay algo de Gram Parsons, The Byrds, Neil Young, REM, Long Ryders, Smithereens, Wilco, Walkabouts, Black Crowes, Buffalo Springfield, The Eagles. … pero a la vez son únicos.

* Tampa to Tulsa (Rainy day music, The Jayhawks, 2004, Island /Universal)

mishima (31 de septiembre, sala privat)

Noche del 24 al 25 en el Fórum: mishima salen a tocar ante cientos de personas en el BAM. Hay que decir que la mayoría iban a ver otros grupos…
Noche del 31 al 1 de octubre: mishima en la sala privat. Unas cincuenta personas, recogimiento y un sonido bastante bueno.

Dos conciertos en condiciones muy distintas. Sin embargo, los resolvieron de la misma manera y con un tracklist que no varió en nada, ni siquiera en el orden.

Importante decir que el suyo es un directo mucho más adecuado para el concierto de privat, pero aún así, mishima sólo se salvaron, una vez más, por la estremecedora voz de david carabén. Si a alguien le dijeran que este tío nació en manchester o en liverpool a mediados de los ochenta, no le extrañaría en absoluto. Porque no sólo es que cante, es la manera en que canta, que en ocasiones resuena a nick cave.

En definitiva, una vez más, primera mitad del concierto cumpliendo con las canciones de su último disco y segunda parte en la que agradaron por perderse en atmósferas planetarias y por tocar sus ya clásicos dolor, if god.. o la mejor de su último disco, every seconds.

Mishima es un grupo prometedor con algunos temas fascinantes. Sus letras son interesantes y son capaces de hacer canciones tristes que hacen sonreír y canciones felices que hacen llorar. Pero esos conciertos deberían hacerles más grandes y esta vez vivieron de la renta de una bonita voz, el carisma del cantante y sus mejores temas. Pero a mishima habría que exigirles que te dejaran sin aliento después de un concierto. Y eso no pasó. Y si su último disco es una oda a la memoria, este concierto se perderá o se recordarán detalles, porque la memoria es como un perro al que le tiras un palo y te trae lo que quiere. Y de momento, a mi ese viernes no me trae recuerdos de su actuación.

* if god gave me the power to sense beauty why does he condamn to live such a hideous life (Lipstick Traces, mishima, 2001, The rest is silence)

Jack Johnson / in between dreams

No es lo mismo grabar un disco en un estudio sucio y destartalado en el sótano de un viejo almacén, que en un edificio de cristal con todos los lujos o, o que en tu propia casa. Y más aún si vives en la isla de Hawai.
Es este último el caso que nos ocupa. Y de ahí que In between dreams suene tan extremadamente relajado. Es un disco que se hizo entre amigos y sin zapatos. Y se nota de verdad.

Jack Johnson nunca había imaginado que un día como hoy tendría un disco que sería número 1 en ventas en varios países. Porque Jack Johnson era mucho antes surfista en su isla natal de Oahu y en California, donde estudió, que músico. Incluso tuvo una incursión en el mundo del cine cuando rodó algunas películas sobre el mundo del surf con sus compañeros de olas. Una lesión de rodilla le apartó de la tablay, casi sin quererlo, editó dos álbums que se conviertieron en discos de platino (Bubble Toes, 2001, y Flake, 2001) después de conocer a a J.P. Plunier, productor de Ben Harper

Pero, ¿de dónde surgió In Between Dreams?
En 2004, Jack Johnson, ex-surfista, músico y persona comprometida (no en vano es portavoz de la organización ecologista Uno Por Ciento para el Planeta), se sintió profundamente decepcionado con el resultado de las
elecciones presidenciales de Estados Unidos.

”¿A dónde fue toda la gente buena?/He estado cambiando de canal/pero no la veo en los programas de televisión”. (Good People) resume ese espíritu, aunque encierra también un punto de ironía hacia sí mismo.

* Crying shame (In between dreams, Jack Johnson, 2005, Universal)